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Sentir la vida presente en todas las formas resonando en nuestro interior posibilita el despertar de la vida del artista. La técnica que luego se incorpore permitirá su expresión.
Una cachimba es un pozo profundo a través del cual se llega al agua, permite recoger agua de lluvia, conecta la superficie con lo profundo llevando agua hacia arriba y luz hacia el fondo.
Nuestra visión es que el teatro es una instancia de encuentro.
Encuentro esencial entre actor y espectador, que posibilita el encuentro con uno mismo produciéndose así el ritual.
El viaje que propone la escuela a cada alumno es una búsqueda poética, de descubrimiento y creación. Con paciencia y constancia el alumno se adentra en la profundidad de su fondo poético. Término acuñado por el maestro Jacques Lecoq para referirse a un espacio interior configurado a lo largo de la vida donde quedan impresas texturas, colores, dinámicas, ritmos, sentimientos, en esencia movimiento.
El fondo poético es la fuente inagotable de la creatividad del artista, y si ésta es verdadera, existe la posibilidad del encuentro. Pero esto es sólo medio camino. Para que el encuentro se produzca es preciso que el artista entregue su poética a través de su arte, dicho de otro modo que el artista pueda expresarse.
Si la primera mitad del viaje es descubrir el fondo poético, la segunda etapa es la expresión, tarea que conlleva un análisis minucioso del Movimiento en el Espacio y un entrenamiento actoral profundo en el trabajo con máscaras.
Encontramos así en el Teatro un lenguaje común que esencializa la vida, hace visible lo invisible, nos conecta con nuestro ser más universal a través de las innumerables miradas particulares de cada creador.